¿Por qué utilizar el brossage?

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Medicina Estética

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La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo; una estructura compleja que cuenta con una clara función protectora, actuando como barrera entre nuestro organismo y el entorno que nos rodea. Nos preserva de los agentes externos como el calor, la luz UVA, las sustancias químicas o los microorganismos, pero también es capaz de regular la temperatura corporal, prevenir la pérdida de humedad y amortiguar los golpes, alertándonos del peligro. El brossage ayudará a cuidar este Valioso organo.

Si bien, para que la piel trabaje como escudo necesita estar sana, de lo contrario su defensa natural se vería mermada considerablemente. Por todo ello, debemos escoger lo mejor para el cuidado de nuestra piel. Y dentro de este cuidado, para conseguir un estado de la piel óptimo es fundamental una adecuada limpieza facial, siempre que no abusemos de productos agresivos que potenciarían el efecto contrario. 

Ya desde tiempos inmemoriales el ser humano se ha preocupado por la higiene. Grecia fue la primera civilización que se interesó por el aspecto personal y saludable a través de una buena higiene; de hecho, en la actualidad usamos la palabra “higiene” gracias a la diosa griega de la salud Higieya. Y es que tener una piel limpia y saludable nos aporta bienestar con nosotros mismos y con los demás.

En este sentido, la aparatología estética es un buen aliado, el complemento en mayúsculas que nos ayudará a completar nuestros servicios de belleza, eliminando todas las impurezas que se acumulan a diario en nuestra piel. Y dentro de estas técnicas se encuentra el cepillado dérmico o brossage, que tiene la misión de cepillar mecánicamente la piel, destruyendo el exceso de piel muerta que se produce por una saturación de sustancias como cosméticos, secreciones, suciedad atmosférica, etc. 

El brossage es capaz de disminuir el estrato córneo (el llamado efecto peeling) y de estimular la circulación sanguínea, así como la nutrición y oxigenación celular. Además, prepara la piel para tratamientos estéticos posteriores, potenciando el paso de la corriente y permitiendo la fácil penetración de los activos cosméticos a las capas más profundas de la piel. 

A continuación, te explicamos cómo aplicar el brossage de manera profesional para devolverme a la piel ese aspecto sano y luminoso tan deseado.

Preparar y humedecer la piel antes de exfoliar

Como ya mencionamos, limpiar de forma adecuada la superficie cutánea sobre la que vamos a trabajar es importantísimo, pues de ello dependerá el resultado final. Además, es aconsejable humedecer la piel con agua tibia; podemos usar una esponja o un vaporizador para abrir los poros.

Identificar el tipo de piel de nuestra clienta

Observar y analizar son dos acciones claves, pues determinarán la elección del cabezal del cepillo y la crema adecuada para realizar la exfoliación. El cepillo dérmico cuenta con gran variedad de cepillos adecuados para las distintas partes del cuerpo y tez del paciente.

Debes elegir un cepillo suave para purificar y limpiar las pieles más secas y sensibles, con el fin de evitar irritaciones y sensaciones dolorosas. Para pieles ásperas o grasas, el cepillo duro es el idóneo. Si erramos en esta elección y utilizamos el cepillo incorrecto, podríamos afectar la piel de nuestra clienta y no conseguir las bondades de este tratamiento. 

Respecto a las cremas de exfoliación, hoy día, el mercado nos ofrece un amplio abanico de productos encargados de mantener la hidratación de la piel y prevenir los sarpullidos o picores que pueden provocar los refrotes del cepillado. Por ello, es primordial conocer cuáles son las cremas adecuadas a cada tipo de piel y a cada zona a tratar. Las fragancias naturales son las grandes favoritas.

Ajustar la velocidad de movimiento de los cabezales

Aunque la mayoría de las clientas lo prefieren para el rostro, el brossage también es un tratamiento corporal; por lo que es importante establecer la velocidad de rotación de los cabezales de acuerdo con las partes del cuerpo que vayan a tratarse. Recuerda que, en caso de celulitis, la primera exfoliación debe realizarse en seco.

Luego de terminar el tratamiento, debes limpiar la cara de tu clienta y podrás aplicarle cualquier aceite nutritivo o crema hidratante, realizando un suave masaje para aliviar el estrés. 

Como ves, la sencillez y beneficios de esta técnica la convierten en la ideal para ofrecer en tu establecimiento de estética. Solo debes tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • El cepillado nunca debe hacerse de forma agresiva.
  • Hay que tener precaución en las zonas delicadas, como el área de los ojos, o las ingles.
  • No es un tratamiento apropiado para personas que sufran de acné o piel rosácea.
  • Tampoco deberá hacerse si la piel presenta eczemas, inflamaciones, heridas, forunculosis y varices.
  • Después del brossage, es importancia recomendar no exponerse al sol. 
  • Limpiar y desinfectar todo el material tras cada uso.