¿Conoces los beneficios de la Cavitación Estética?

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Medicina Estética

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La cavitación ultrasónica dio sus primeros pasos en el ámbito de la ingeniería para ser luego aplicada en el campo de la medicina y, por último, en el sector beauty, hace algo más de cinco años. Actualmente, se ha puesto de moda en los centros de medicina estética de todo el mundo como un método efectivo para combatir la celulitis; una batalla difícil, pero no imposible.

Se trata de un procedimiento no invasivo que se ha impuesto como una alternativa real a las cirugías de liposucción, tanto por su precio como por su eficacia, pues los dispositivos sofisticados y precisos que se utilizan en este procedimiento permiten conseguir resultados similares de reducción de volumen corporal sin necesidad de pasar por el quirófano. Eso sí, no te vamos a engañar, para lograr deducciones de masa corporal efectivas deberás poner de tu parte y tomártelo muy en serio. ¿Quieres saber cómo funciona la cavitación? ¡Te lo explicamos a continuación!

¿En qué consiste la cavitación?

Este tratamiento estético, combinado con una dieta baja en calorías y la práctica de deporte, se promociona como un método idóneo para disminuir la grasa localizada. Se basa en la generación de microburbujas dentro del tejido adiposo que consiguen romper los adipocitos, transformándolos en líquido que, posteriormente, será eliminado por la orina o el sistema linfático. Durante estas sesiones, que suelen tener una duración de entre 30 y 45 minutos, los ultrasonidos de baja frecuencia consiguen eliminar la piel de naranja y la piel de colchón del área de trabajo (normalmente, abdomen, glúteos y piernas), a la vez que se mejora la circulación y se eliminan toxinas, aumentando la elasticidad y el tono de los tejidos. Habitualmente, se requiere alrededor de una docena de sesiones para conseguir resultados apreciables.

¿Cuál es el protocolo de aplicación?

Como cualquier tratamiento, la cavitación debe seguir un riguroso protocolo de actuación que garantice su buena práctica, su seguridad y eficacia, que, al fin y al cabo, es lo que todo paciente desea. El primer paso consiste en un examen del usuario en posición vertical, a través del cuál se delimitarán las zonas a tratar. Asimismo, se marcará la piel con un lápiz demográfico para evitar confusiones. Dependiendo del área de trabajo se colocará al paciente en posición semi-fowler o decúbito dorsal. Es conveniente que el paciente ingiera alrededor de un litro de agua antes del tratamiento, además de recordar retirarle todo tipo de accesorios metálicos (móvil, joyas…). 

El siguiente paso consiste en la aplicación de un gel vehicular sobre la piel para posteriormente administrar la radiofrecuencia. La piel se debe coger en forma de pellizco; el cabezal del dispositivo no debe permanecer estático, manteniendo una velocidad de movimiento media (ni rápida ni lenta), de afuera hacia adentro, en dirección a los ganglios linfáticos, pero nunca sobre ellos. Se puede repetir la aplicación de gel, pues la ausencia del mismo provocaría importantes quemaduras en la piel. Al finalizar la sesión, es importante culminar con un drenaje linfático, bien sea con un masaje manual o mecánico, a través de la presoterapia. Ambas, técnicas relajantes.  

¿Cómo lograr una pérdida de grasa real?

Después de una sesión de cavitación, buena parte de la nueva sustancia grasa se metabolizará de manera natural, eliminándose a través de la orina, por lo que es de vital importancia ingerir una cantidad abundante de agua, un mínimo de dos litros diarios. Aquí empieza la fuerza de voluntad que mencionamos al comienzo de este artículo.

Otra parte de esa grasa se eliminará en el propio centro estético a través de técnicas complementarias como la presoterapia o el drenaje manual. Una vez en casa, no debes olvidarte de usar un cosmético reductor, lipolítico, que también te ayudará en este proceso, siempre que seas constante. 

Por último, pero no por ello menos importante, hay una parte de la grasa que debe consumirse a través del ejercicio físico, siendo recomendable practicarlo durante los dos días siguientes a la sesión. Basta con una marcha ligera siempre que se note sudoración. Y es que, si el organismo no consume la grasa puesta a su disposición, ésta recuperará su estado original y la cavitación no habrá servido de nada. No debemos obviar la necesidad de llevar una dieta saludable. 

Contraindicaciones y precauciones

Antes de someterse a un tratamiento de cavitación, es absolutamente necesario realizarse un reconocimiento médico previo, ya que este procedimiento está contraindicado en:

  • Mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. 
  • Pacientes con marcapasos, prótesis metálicas, acústicas, eléctricas.
  • Pacientes con cardiopatías. 
  • Casos de patologías vasculares como tromboflebitis.
  • Pacientes en tratamiento con anticoagulantes.
  • Personas que han recibido trasplantes de órganos.
  • Problemas de colon y úlceras gástricas.
  • Hipertensión no controlada.
  • Diabetes.
  • Epilepsia.
  • Pacientes con lesiones en la piel. 

Asimismo, se debe tener en cuenta las siguientes precauciones:

  • No aplicar en personas con banda gástrica hasta que transcurran tres meses desde la cirugía.
  • No administrar en pacientes que consumen medicación para adelgazar.
  • Esperar al menos dos horas tras la ingesta de alimentos.
  • No aplicar la cavitación en la zona cervical ni cerca a la glándula tiroides; tampoco en la zona dorsal, evitando el contacto muy cercano a los huesos.
  • No aplicar en el área ocular. 
  • No puede utilizarse en zonas próximas a órganos importantes, pues podría dañarlos.
  • El uso inexperto de estos dispositivos de ultrasonidos podría provocar quemaduras y ampollas, por el intenso calor que emite. 

En conclusión, la cavitación es un tratamiento indoloro, seguro y efectivo, pero… ¡no hace milagros! La grasa no desaparece “por arte de magia”, logra disolverse, pero permanece en el mismo sitio, siendo fácilmente eliminable con una serie de hábitos que dependen exclusivamente de ti.