La importancia de la higiene y esterilización en tanatopraxia

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La tanatopraxia es una disciplina que requiere una elevada profesionalidad, no solo en cuanto a las técnicas aplicadas, sino también en lo relativo a la seguridad e higiene. La manipulación de cuerpos sin vida implica riesgos biológicos que deben ser gestionados con protocolos rigurosos. Por ello, la higiene y esterilización en tanatopraxia son pilares fundamentales que garantizan tanto la protección del profesional como la dignidad del difunto y la seguridad del entorno.

En este artículo exploramos por qué es crucial mantener altos estándares de limpieza y desinfección, cuáles son los procedimientos recomendados y cómo contribuyen al correcto desarrollo de esta práctica tanatológica.

Riesgos biológicos en tanatopraxia

Exposición a agentes patógenos

Los profesionales en tanatopraxia están expuestos a una gran variedad de agentes infecciosos que permanecen activos en el cuerpo incluso después del fallecimiento. Virus como el VIH, la hepatitis B y C, bacterias como el clostridium perfringens o el estafilococo aureus, e incluso priones, pueden estar presentes en la sangre, fluidos o tejidos corporales. Esta exposición se incrementa durante los procedimientos invasivos como la embalsamación, donde se manipulan cavidades y se emplean agujas o instrumentos cortopunzantes.

El contacto accidental con estos agentes puede producirse por cortes, pinchazos o salpicaduras, lo que representa un riesgo ocupacional significativo. Además, es importante tener en cuenta que algunos microorganismos pueden mantenerse viables durante horas o días en ambientes húmedos o sobre superficies contaminadas, aumentando la probabilidad de exposición indirecta si no se aplica una higiene estricta.

Por esta razón, es fundamental que el tanatopractor reciba una formación sólida en bioseguridad, incluyendo técnicas de barrera, desinfección de superficies, y manejo seguro de residuos. La correcta utilización de guantes, mascarillas, batas impermeables y protección ocular, junto con la esterilización del instrumental y una ventilación adecuada del espacio de trabajo, son medidas clave para minimizar el riesgo biológico en esta profesión.

Cadáveres como posibles focos de infección

Si bien no todos los cuerpos presentan el mismo nivel de riesgo biológico, el principio de precaución universal obliga a tratar cada caso como si se tratara de un cuerpo potencialmente infeccioso. Esta perspectiva no solo protege al tanatopractor, sino también al resto del equipo de trabajo y al entorno cercano, incluyendo a las familias que acuden posteriormente al velatorio.

Algunas enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o ciertas cepas resistentes de bacterias hospitalarias (por ejemplo, MRSA), pueden no haber sido diagnosticadas en vida. En estos casos, la ausencia de información médica no exime de responsabilidad, por lo que se recomienda extremar las precauciones en todos los procedimientos, sin excepción.

La implementación de un entorno de trabajo controlado, con zonas delimitadas para tareas limpias y sucias, así como la esterilización periódica de las herramientas y el mobiliario, son acciones imprescindibles para reducir la exposición a infecciones cruzadas. Además, en caso de brotes epidémicos o pandemias, como sucedió con la COVID-19, los protocolos deben adaptarse y reforzarse conforme a las indicaciones de las autoridades sanitarias.

Higiene en la sala de tanatopraxia

Limpieza diaria y profunda

Es fundamental realizar una limpieza exhaustiva al iniciar y finalizar cada jornada, y entre procedimiento y procedimiento. Las superficies deben ser lavadas con soluciones desinfectantes homologadas. Suelos, paredes, camillas, lavabos y cualquier superficie de contacto frecuente deben mantenerse libres de residuos biológicos.

Control de residuos

Los desechos generados, incluidos guantes, gasas, agujas, batas y restos orgánicos, deben eliminarse en contenedores adecuados, siguiendo la normativa vigente para residuos biosanitarios. Esto evita contaminaciones cruzadas y protege al equipo.

Esterilización del instrumental

  • Técnicas de esterilización. El instrumental quirúrgico y tanatopráctico debe ser esterilizado tras cada uso. Los métodos más comunes incluyen la autoclave (calor húmedo a alta presión), el calor seco y las soluciones químicas de alto nivel. El tipo de material determinará el método más eficaz y seguro.
  • Almacenamiento del material esterilizado. Una vez esterilizado, el material debe almacenarse en condiciones que eviten su recontaminación. Los envoltorios deben mantenerse cerrados, y los utensilios se deben conservar en zonas limpias y secas.

Equipamiento de protección individual (EPI)

  • Elementos imprescindibles. El uso de guantes, mascarillas, gafas protectoras, batas impermeables y calzado cerrado es obligatorio durante todo el procedimiento. Estos elementos no solo protegen al profesional, sino que también reducen la probabilidad de contaminar al cuerpo o el entorno.
  • Revisión y mantenimiento del EPI. El equipamiento debe ser revisado periódicamente y reemplazado ante el menor signo de deterioro. Además, debe colocarse y retirarse siguiendo una secuencia que minimice el riesgo de contaminación.

Protocolos de bioseguridad

  • Procedimientos estandarizados. Cada centro debe contar con un manual de procedimientos que especifique cómo actuar ante diferentes escenarios. Esto incluye desde la recepción del cuerpo hasta su entrega para velatorio o traslado. Los protocolos deben ser conocidos y actualizados regularmente.
  • Formación continua. Los tanatopractores deben recibir formación específica y continua en higiene, esterilización y bioseguridad. Esto asegura que estén al día en técnicas, normativas y prevención de riesgos.

Repercusiones éticas y profesionales

  • Respeto al difunto y a las familias. Mantener condiciones higiénicas óptimas es una muestra de respeto hacia la persona fallecida y hacia sus seres queridos. Un entorno limpio y cuidado también aporta confianza y tranquilidad a quienes acompañan el proceso de despedida.
  • Imagen profesional del sector. La higiene y esterilización en tanatopraxia contribuyen a la profesionalización del sector. Cumplir con altos estándares refuerza la confianza de la sociedad en estos servicios y mejora la percepción pública de la labor tanatológica.

La higiene y esterilización en tanatopraxia no son meros aspectos técnicos, sino elementos fundamentales que sostienen toda la práctica profesional. Garantizan seguridad, respeto y excelencia en un ámbito sensible y esencial para la sociedad. Apostar por una formación rigurosa y por la aplicación de protocolos estandarizados es el camino hacia una tanatopraxia ética y profesional.

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